viernes, 10 de diciembre de 2010

Luz, Don Antes y Erva.

Cuento críptico de nueve renglones y tres personajes.


Me siento lleno. El vacío es un gas innoble que llena los bolsillos vueltos.
Tengo un roto. Por cada moneda caída nace un ogro y muere una costurera.
No sé coser. La muerte es fiel e idónea, jamás da puntadas sin hilo.
Y ahora dónde vamos. Hora de amos, hura de amas.
No sé amar. Nunca la muerte te quiso listo.
Tengo una lágrima. Una lágrima más, una sonrisa menos.
Tengo una lágrima. Con colirio pasa la pena el rico.
Tengo una lágrima. Consume, consume que pronto tendrás tu corazón.
Me siento vivo. Cirugía del bienestar amigo (1).


(1) Los cuentos de ogros devoradores de niños han sido históricamente muy populares. Las versiones modernas aún mantienen como protagonistas a extraños seres (alienígenas o muertos vivientes) que secuestran, diseccionan o se introducen en cuerpos humanos. Los tratados contemporáneos narran, con un realismo visual escalofriante, relatos de mujeres asesinadas y vaciadas en un lucrativo mercado de imágenes, órganos y tejidos. Luz era costurera.

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