miércoles, 15 de diciembre de 2010

Tus pupilas en mi pupila

Pasado
como un huevo por agua

Cruzando el atlántico a nado,
entre olas cálidas,
en tu vientre ciego,
como oscura aquella otra travesía que no sé
(aún no conozco)

Como negra tu panza y su vacío
Tu futuro
es este pellejo al que le huyen
las sienes hacia abajo,
y el norte hacia el estrecho
canal de tus pezones. A la vida
que aterida contempla,
lo que un día veré, que serán, quizá,
otros ojos en un retiro

Y brincaré a lomos de tu espalda,
la que ahora arropa el mar
y una manta,
como música al oído,
que cerca está ya la costa
que la trae el barco de remar,
el farol de la playa
y el grito

¡Sal!

El grito. Cortante y seco, no de cristal,
como tus piernas de recién parida,
sal y salta con la gravedad, que voy contigo
que ya cerca está la arena
y detrás todas las fronteras,
todos los sentidos

viernes, 10 de diciembre de 2010

Luz, Don Antes y Erva.

Cuento críptico de nueve renglones y tres personajes.


Me siento lleno. El vacío es un gas innoble que llena los bolsillos vueltos.
Tengo un roto. Por cada moneda caída nace un ogro y muere una costurera.
No sé coser. La muerte es fiel e idónea, jamás da puntadas sin hilo.
Y ahora dónde vamos. Hora de amos, hura de amas.
No sé amar. Nunca la muerte te quiso listo.
Tengo una lágrima. Una lágrima más, una sonrisa menos.
Tengo una lágrima. Con colirio pasa la pena el rico.
Tengo una lágrima. Consume, consume que pronto tendrás tu corazón.
Me siento vivo. Cirugía del bienestar amigo (1).


(1) Los cuentos de ogros devoradores de niños han sido históricamente muy populares. Las versiones modernas aún mantienen como protagonistas a extraños seres (alienígenas o muertos vivientes) que secuestran, diseccionan o se introducen en cuerpos humanos. Los tratados contemporáneos narran, con un realismo visual escalofriante, relatos de mujeres asesinadas y vaciadas en un lucrativo mercado de imágenes, órganos y tejidos. Luz era costurera.